"It is not the answer that enlightens, but the question."
Eugene Ionesco.

jueves, 20 de febrero de 2014

WhatsApp, la gran oferta americana

Llevo usando WhatsApp casi dos años y jamás he pagado ni un euro por ello. Siempre me avisan de que, en la próxima renovación del servicio, tendré que abonar no sé cuántos centavos de dólar por un año más de uso. Minucias, es verdad. El caso es que, cuando llega el momento, vuelven a renovármelo sin cargo alguno. He de reconocer que, cuando lo instalé por primera vez pensé ¿dónde está el truco? Es posible que la culpa de que yo sea tan mal pensado resida en el abuso habitual al que nos tienen acostumbrados algunas compañías de suministros. El caso es que si yo no pago, supongo que otros tampoco. Y como tampoco veo publicidad en WhatsApp, me pregunto: ¿de dónde saca esta empresa los ingresos para sobrevivir? ¿Hay algún modelo de negocio detrás de la compañía que ha destruido el millonario negocio (por llamar de alguna manera a semejante sacacuartos) de los SMS?

Ayer, Facebook, la red que ha ayudado a convertir la vida privada de la gente en un álbum de cromos (y que cotiza en el NASDAQ desde hace unos meses), realizó una oferta por WhatsApp de esas que pueden provocar peligrosas subidas de tensión arterial, poniendo encima de la mesa la friolera de 16.000 millones de dólares (ver nota de la compañía). Bueno, los puristas podrán decir que 12.000 de esos millones son “papelitos” (acciones) de Facebook, que se pagarán mediante un intercambio accionarial. De acuerdo. Los otros 4.000 millones (¡cuatromil!) son billetes verdes con el retrato de Benjamin Franklin (In God We Trust!). Además, los accionistas de WhatsApp tendrán un plan de acciones durante cuatro años valorado en otros 3.000 millones. Y todo por una empresa que jamás me ha cobrado un centavo de dólar en dos años y que no me enseña publicidad. Ahora sí… ¿dónde demonios está el truco?

¿MANIOBRA DEFENSIVA O EVOLUCIÓN NATURAL?

WhatsApp ha alcanzado hasta ayer la impresionante cifra de 450 millones de clientes y suma un millón más cada día. Toda una empresa global cuyo volumen de mensajes equivale ya a todo el volumen mundial de SMS que aún siguen cruzándose los despistados que no han sido evangelizados todavía a la cultura del gratis (por el momento) total. A todo ello hay que sumar ahora los más de mil millones de usuarios de Facebook (de acuerdo, restando la intersección entre ambos conjuntos). El caso es que, haciendo un número rápido, Facebook ha pagado unos 36 dólares por usuario registrado en WhatsApp. ¿Tiene sentido?

Desde luego, si de hacer números se trata, es difícil buscar referencias. Desde un punto de vista económico, con los datos actuales, parece imposible plantear un caso de retorno de la inversión por el simple hecho de que WhatsApp no dispone de modelo de negocio alguno. Quizá todos recordemos cuando las telecos nos llegaron a cobrar unos 25 céntimos por SMS enviado, pero tampoco es referencia porque ese mercado está muerto (lo ha matado WhatsApp) y aunque la propia empresa intentara virar hacia un modelo similar, de volver a cobrarnos por mensaje enviado, no faltarían imitadores (ya los hay, con cierto éxito) que volverían a dinamitar el modelo. La pregunta es evidente: ¿en qué se convertirá ahora WhatsApp y cuál será la manera elegida por Facebook para extraer el valor de esta inversión?

El tiempo pasa muy rápido en este nuevo bravo mundo digital, pero podemos recordar un caso muy similar cuando, a finales de 2006, la todopoderosa Google adquirió una empresa que había inventado un nuevo modo de intercambiarse vídeos en la red, llamada Youtube, por la que pagó lo que entonces se consideró una cifra astronómica y difícil de justificar: 1.650 millones de dólares (apenas un 10% de la oferta de ayer). Como en el caso de WhatsApp, Youtube carecía de modelo de negocio: ni cobraba por los vídeos ni enseñaba publicidad. Muchos analistas dudaron entonces de que el modelo de publicidad contextual que Google explotaba con gran éxito fuera extrapolable a Youtube. Se equivocaron.

Particularmente creo que Facebook ha sabido interpretar los indicios de que su red, basada en un tipo de comunicación no instantánea, está perdiendo frescura y atractivo para nuevos consumidores a favor de otras soluciones que ofrecen inmediatez e, incluso, fugacidad, como Twitter o el propio WhatsApp. Es también muy posible que Facebook haya valorado la importancia estratégica de poder disponer de una base de datos que acumula 450 millones de números de teléfono.

A día de hoy, la capitalización de Facebook alcanza los 173.000 millones de dólares. Es decir, que ha pagado un 10% de su valor actual por hacerse con una red con la mitad de usuarios, gran crecimiento esperado y que cubre muy bien su flanco más  débil. Y es que la guerra de este nuevo mundo digital tiene mucho más que ver (como demostró Google con Youtube) con la visión de futuro que con lo que las cosas son en este momento.

Mientras tanto, no puedo evitar fantasear con los whatsapps que se enviarían los fundadores de la aplicación cuando consiguieron cerrar la operación.

Con esto harán una película. Ya lo verán.