Fiestas del cine, reposiciones
de películas taquilleras de los dorados años ochenta, fútbol y ópera, abonos
anuales y, ahora, lo mejor: entradas por debajo de 4 euros en los principales
circuitos de cines de España. Sin duda lo que el público necesitaba.
Hace ya un año, escribíamos en este mismo blog un monográfico sobre la caída permanente de la afluencia de
público durante la última década, analizando el fenómeno desde varios puntos de
vista, teniendo en cuenta los acontecimientos macroeconómicos, demográficos,
legislativos y tecnológicos que explicaban la negativa tendencia. Al final, una
conclusión: a pesar de todas las circunstancias externas poco beneficiosas, no
parecía lógico que los empresarios cinematográficos no hubieran apostado hacía
tiempo por aplicar rebajas sustanciales en el precio de la entrada.
Pues bien, parece que ya se han
dado cuenta de que todos los indicadores parecían apuntar a esa medida y las campañas
de rebaja se han ido produciendo en cascada en las últimas semanas con un
aparente éxito en cuanto a la respuesta del público. En algunos casos, han
conseguido incrementar la afluencia de espectadores en más de un 50%. Más allá
de la satisfacción personal como economista que ve su teoría confirmada en el
mundo real, la noticia me parece excelente para un sector muy castigado por la
crisis económica y el cambio de los hábitos de consumo.
Esta medida tiene un impacto positivo
extra para los empresarios de la exhibición. Por una parte, rebajar el precio
de la entrada tiene dos efectos contrarios, uno de incremento de la facturación
por el mayor número de tickets vendidos y un efecto en sentido contrario, de
descenso de la recaudación, por vender el ticket más barato. En el mix de ambos
efectos está la clave final. Pero aún saliendo la ecuación algo negativa, el
negocio puede ser muy jugoso para el cine. La respuesta a esta aparente
paradoja estriba en el hecho de que más del 50% de los ingresos de una sala se
obtienen de las actividades de restauración (palomitón, etc…), que
inevitablemente crecerán siempre por la mayor afluencia de espectadores.
Yo no descartaría que, en un
futuro, la entrada sea lo de menos y, la película, el reclamo. Aunque eso ya
sea más difícil de demostrar con estadísticas…
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