"It is not the answer that enlightens, but the question."
Eugene Ionesco.

viernes, 16 de noviembre de 2012

¡Cuidado con lo que comunicas!


Imaginen la situación: aeropuerto de Madrid-Barajas, semana pasada, víspera de puente. Un avión de una compañía de bajo coste a punto de embarcar a su pasaje. Destino: Berlín. Como excepción, la compañía ha enviado esa misma tarde un e-mail a todos los pasajeros anunciándoles la posibilidad de viajar con dos maletas en cabina en vez de con una, con el fin de evitarles los inconvenientes de una huelga del personal que maneja los equipajes en el aeropuerto de Madrid. Aparentemente, se trata de una de las grandes ventajas de la comunicación de hoy en día y su explotación como herramienta de marketing: qué duda cabe que hacer a los pasajeros el viaje más cómodo y sencillo parece una brillante acción de marketing que, a buen seguro, redundará en la fidelización de los clientes. Hasta aquí, muy bien.
Pero pronto empiezan los problemas: el primero, el personal de tierra responsable del embarque no ha recibido ninguna instrucción al respecto por parte de la compañía y, por tanto, no permiten el embarque de dos maletas en cabina. Es más, exigen a los pasajeros el pago de la prima oficial (y desproporcionada) por cada bulto extra. Llegados a un punto, además, la cabina se llena y ya ni siquiera se permite llevar una maleta.
He de decir que, desde este momento, mi confianza en la buena voluntad de los ciudadanos ha crecido enormemente (de hecho, aún no sé cómo acabó la cosa sin necesidad de que intervinieran las fuerzas del orden). Probablemente, la tercera guerra mundial nunca ocurrirá.
Así que lo que inicialmente era una gran acción de marketing, pronto tuvo un efecto contrario, además magnificado: una cosa es encontrarse con la imposibilidad de embarcar tu equipaje de mano (a quién no le ha pasado) y otra distinta que primero te hayan anunciado que puedes embarcar dos maletas sin problema para encontrarte que no te dejan embarcar ninguna y que, además, las van a poner inmediatamente en manos de los huelguistas.
La problemática de la comunicación no es sólo una cuestión de volumen de información; ni siquiera de la confección de la misma o el análisis de a quien se dirige. Es sobre todo, una materia peligrosa que hay que tratar con máximo cuidado en todos sus detalles, planificando y vigilando todo el ciclo de la misma.
Y en estos casos, la intención no es lo que  importa.

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