Que con la que ha caído estos
años en el sector audiovisual tradicional sigan apareciendo aventureros
dispuestos a dedicar su tiempo y su dinero a intentar redefinir el escenario de
juego, resulta casi conmovedor (a la vez que sorprendente). Tal es el caso de TriboTV, el nuevo canal de televisión que ha comenzado a emitir en varias
frecuencias locales de Madrid y a través de Euskaltel.
Lo cierto es que no se puede
negar la originalidad (yo diría que casi bizarría) de la propuesta: se trata de
un canal realizado a base de piezas de creadores amateurs que habitualmente
cuelgan sus contenidos en la plataforma Youtube (los conocidos como “youtubers”).
A primera vista, las imágenes sorprenden por la baja calidad de su realización,
extraordinariamente lejos de los niveles que estamos acostumbrados a ver en un
canal de televisión. En definitiva, no podemos olvidar que la mayoría de estas
piezas están hechas con cámaras de aficionado en cualquier piso o garaje, con
iluminación de circunstancias y audio de andar por casa. El quid de la cuestión
es que casi todos estos “creadores” vienen acompañados por cientos de miles de
seguidores que no se pierden ni uno de sus vídeos en Youtube.
Dicho así, esto de Tribo TV no
parece ninguna mala idea. Se trata en realidad de “fusilar” el modelo de
agregador de larga cola (long tail)
que tan bien ha funcionado a Youtube: si los creadores me dan el contenido
gratis (esto que en un canal tradicional es la principal fuente de coste), yo
me dedico a emitirlo y a vender publicidad. El negocio parece servido. ¿O no?
Youtube killed TV star?
A pesar de todos los eslóganes
rimbombantes que se lanzan a diario
sobre la muerte de la televisión tradicional, hay que reconocer que se trata de
un muerto que aún goza de una salud envidiable, refrendada por sus millonarias
audiencias y confirmada por la recuperación publicitaria que está
experimentando en los últimos meses.
No obstante, y como era lógico,
la explosión de internet ha ido poco a poco erosionado la atención casi
exclusiva que los espectadores le prestaban antaño. Entre los públicos más
jóvenes, lo de sentarse a ver la tele durante una o dos horas, sin ninguna otra
ocupación, es ya cosa del pasado.
La llamada generación de los
Millenials (aquellos que ahora están entre los 20 y los 35 años) supondrá el
75% de la fuerza laboral del mundo en el año 2025 (es decir, a la vuelta de la
esquina) y, por tanto, tomarán las principales decisiones de consumo. Sus
patrones de conducta a día de hoy no dejan lugar a dudas: de promedio pasan tres horas y media usando dispositivos móviles o computadoras, mientras que a la
televisión tradicional sólo le dedican hora y media (lejos del consumo medio
del conjunto de la población, que suele superar con creces las tres horas a
nivel global). Además, dos tercios de los Millenials confiesan que cuando ven
la televisión, realizan a la vez otras actividades, como participar en redes
sociales.
Con todas las cifras en la mano,
sigo pensando que parece muy exagerado dar por muerta a la televisión
tradicional, pero también resulta evidente que el grupo demográfico que copará
los puestos de responsabilidad en una década, concede cada vez menos atención
al medio televisivo.
Comprar en Zara o en la tienda de
al lado
Es bien cierto que los negocios
capaces de romper moldes y obtener rendimientos superiores a la media de sus
industria son aquellos que consiguen redefinir alguna (o todas) las reglas del
juego logrando así una ventaja competitiva sostenible. Los casos modernos son
de sobra conocidos: Microsoft, Starbucks, Apple, Abercrombie, Google, Zara… Precisamente
porque desafiar la ley de la gravedad está al alcance de pocos, aquel que lo
consigue, vuela por encima de todos los demás.
Volviendo al caso de Tribo TV, hay
que reconocer que la idea es curiosa: conscientes de que los anunciantes que
quieren impactar adecuadamente a los Millenials (y a la generación que les
sigue…) han de recurrir necesariamente a las redes sociales y empezar a hablar
el lenguaje propio de estos grupos, los creadores de Tribo TV han pensado que
por qué no volver a traer a ese público a la televisión con un canal hecho con
los contenidos que les gustan (y aquí, lo más asimilable son los vídeos de
Youtube). Además, esos contenidos son generados por la propia audiencia, con lo
que se elimina la práctica totalidad del coste de programación. Una vez
capturada esa audiencia, los anunciantes acudirán como moscas al panal de rica
miel. Dicho así, parece redondo.
Pero intentemos analizar la
propuesta con un ejemplo: imaginemos por un momento que no estamos hablando de
televisión, sino de tiendas de moda. Haciendo una traslación, lo que un modelo
como Tribo pretendería no es otra cosa que abrir una tienda al lado de un Zara
para vender la misma ropa que vende Zara y al mismo precio. Usted, cliente
habitual de Zara, decide probar un día en esta nueva tienda que parece tan
buena idea (en definitiva ¿no es la ropa que a usted le gusta?). Sin embargo,
pronto se da cuenta que, aunque se trata de la misma ropa, usted no puede
elegirla sino que es el dependiente el que le vende la que a él le parece
mejor, sin importarle siquiera su sexo o su talla. ¿Dónde acudirá usted la
próxima vez que quiera comprar ropa de Zara?
El gran éxito de Youtube es que es un negocio
absoluto de long tail, donde el valor
añadido está en la agregación masiva de contenido para poder servirlo
individualmente en cualquier momento. Ni siquiera está en el propio contenido,
que en su inmensa mayoría, es incapaz de competir en calidad con el que emiten
las televisiones. Mientras que Youtube es un negocio de “muchos pocos”, es
decir, de generar audiencias masivas con las pequeñas audiencias acumuladas de
innumerables vídeos, la Televisión es uno de “pocos muchos”, es decir, de
generar audiencias masivas con un único programa.
Otra vez la televisión local
Ya he comentado en este mismo
blog en diferentes ocasiones el fracaso absoluto que supuso el lanzamiento de
la televisión local en España. Recientemente se lanzó una propuesta local en
Reino Unido (que también comentamos) y que parece que lleva un camino similar
al español.
Hacer televisión es caro y existe
una masa crítica de coste y de ingresos para que el negocio pueda funcionar y
competir con la oferta existente. Tribo TV pretende generar una audiencia
relevante, emitiendo a través de frecuencias locales y compitiendo no solo con una oferta televisiva multimillonaria sino
contra Youtube. En el primer caso, sencillamente me parece que, sus contenidos son muy pobres
para aparecer en este medio y resistir la comparación con cualquier programa
tradicional. En el segundo caso, como hemos dicho antes, resulta difícil
imaginar por qué alguien quiere ver lo que pone Tribo TV, cuando lo decida su
programador, teniendo eso mismo en Youtube cuando quiera, y además miles de
millones de horas más.
Particularmente, creo que Tribo
TV es una de esas ideas que aparentan ser buenas en un powerpoint pero cuya materialización
exitosa resulta poco verosímil. En cualquier caso, criticar las ideas de otro
es mucho más fácil que tenerlas y ponerlas en práctica, así que desde aquí
quiero manifestar todo mi respeto por esta iniciativa y mi deseo de equivocarme
en el análisis que acabo de realizar. Aunque la verdad, me sorprendería.