"It is not the answer that enlightens, but the question."
Eugene Ionesco.

miércoles, 29 de octubre de 2014

¿Quieren oportunidades? Pues aquí las hay (Vídeo digital: porque las reglas del juego siguen cambiando…)

Siento decepcionar a todos los nostálgicos de los tiempos no solo pasados sino presentes, porque esto no para (ni tiene pinta de que vaya a hacerlo). Y sí, es cierto: estar al cabo de la calle de todos los avances tecnológicos y su influencia en los hábitos de consumo, resulta casi tan difícil como estar actualizado en legislación tributaria (bueno, no tanto…). Por el contrario, para los creyentes de que la evolución es la principal fuente de riqueza y oportunidades: aquí vienen buenas noticias.

En el último estudio comparativo de vídeo digital que la compañía Adobe publica en Estados Unidos, queda bastante claro que, lejos de haber encontrado un marco estable y un modelo definido, parece que las formas de consumir televisión online (como por ejemplo, YOMVI de Canal +) siguen diversificándose a pasos agigantados.


En el anterior gráfico puede apreciarse como, en tan sólo un año, se ha disparado el consumo de TV Online a través de dispositivos móviles (tanto Android como iOs), consolas de videojuegos y OTT’s (como Apple TV, por ejemplo) en perjuicio de la forma tradicional de hacerlo: el navegador de internet, es decir, el ordenador portátil o de sobremesa.

Decir que lo móvil es el nuevo paradigma audiovisual  es, como decía el tango, un “periódico de ayer”, una realidad que ya no sorprende a nadie. Sin embargo, la popularización de las Smart TVs y de los sistemas OTT está devolviendo a una parte del público al sofá del cuarto de estar.

Continúa sin freno, por tanto, la diversificación de formas de consumo y de la oferta de contenidos. La segunda derivada de esto indica, sin género de dudas, que el valor de la forma de distribución de los contenidos (ya sea TDT, satélite, cable, etc…) seguirá erosionándose progresivamente.

De todo lo anterior ya se han dado cuenta hace tiempo los principales operadores de TV. A nadie debe sorprenderle, por tanto, que continúen incrementando progresivamente las inversiones destinadas a estar presentes en todos los dispositivos y formatos posibles con el fin de que la audiencia y los ingresos no se les escapen como agua entre los dedos de las manos.


Y aquel que tenga olfato para las oportunidades y ganas de aventuras, aquí tiene pinta de que puede encontrar un buen filón.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Tribo TV o la reinvención de la rueda...pero… ¿puede funcionar?

Que con la que ha caído estos años en el sector audiovisual tradicional sigan apareciendo aventureros dispuestos a dedicar su tiempo y su dinero a intentar redefinir el escenario de juego, resulta casi conmovedor (a la vez que sorprendente). Tal es el caso de TriboTV, el nuevo canal de televisión que ha comenzado a emitir en varias frecuencias locales de Madrid y a través de Euskaltel.

Lo cierto es que no se puede negar la originalidad (yo diría que casi bizarría) de la propuesta: se trata de un canal realizado a base de piezas de creadores amateurs que habitualmente cuelgan sus contenidos en la plataforma Youtube (los conocidos como “youtubers”). A primera vista, las imágenes sorprenden por la baja calidad de su realización, extraordinariamente lejos de los niveles que estamos acostumbrados a ver en un canal de televisión. En definitiva, no podemos olvidar que la mayoría de estas piezas están hechas con cámaras de aficionado en cualquier piso o garaje, con iluminación de circunstancias y audio de andar por casa. El quid de la cuestión es que casi todos estos “creadores” vienen acompañados por cientos de miles de seguidores que no se pierden ni uno de sus vídeos en Youtube.

Dicho así, esto de Tribo TV no parece ninguna mala idea. Se trata en realidad de “fusilar” el modelo de agregador de larga cola (long tail) que tan bien ha funcionado a Youtube: si los creadores me dan el contenido gratis (esto que en un canal tradicional es la principal fuente de coste), yo me dedico a emitirlo y a vender publicidad. El negocio parece servido. ¿O no?


Youtube killed TV star?

A pesar de todos los eslóganes rimbombantes  que se lanzan a diario sobre la muerte de la televisión tradicional, hay que reconocer que se trata de un muerto que aún goza de una salud envidiable, refrendada por sus millonarias audiencias y confirmada por la recuperación publicitaria que está experimentando en los últimos meses.

No obstante, y como era lógico, la explosión de internet ha ido poco a poco erosionado la atención casi exclusiva que los espectadores le prestaban antaño. Entre los públicos más jóvenes, lo de sentarse a ver la tele durante una o dos horas, sin ninguna otra ocupación, es ya cosa del pasado.

La llamada generación de los Millenials (aquellos que ahora están entre los 20 y los 35 años) supondrá el 75% de la fuerza laboral del mundo en el año 2025 (es decir, a la vuelta de la esquina) y, por tanto, tomarán las principales decisiones de consumo. Sus patrones de conducta a día de hoy no dejan lugar a dudas: de promedio pasan tres horas y media usando dispositivos móviles o computadoras, mientras que a la televisión tradicional sólo le dedican hora y media (lejos del consumo medio del conjunto de la población, que suele superar con creces las tres horas a nivel global). Además, dos tercios de los Millenials confiesan que cuando ven la televisión, realizan a la vez otras actividades, como participar en redes sociales.

Otro de los patrones protagonizados por este grupo de edad es el de la generación de sus propios contenidos: aproximadamente el 30% del tiempo que pasan online, lo dedican a crear su propio contenido, ya sean blogs, webs, reviews o vídeos. Con respecto a esto último, actualmente se suben a Youtube 13 millones de horas (el equivalente a unas 20 vidas) por mes

Con todas las cifras en la mano, sigo pensando que parece muy exagerado dar por muerta a la televisión tradicional, pero también resulta evidente que el grupo demográfico que copará los puestos de responsabilidad en una década, concede cada vez menos atención al medio televisivo.


Comprar en Zara o en la tienda de al lado

Es bien cierto que los negocios capaces de romper moldes y obtener rendimientos superiores a la media de sus industria son aquellos que consiguen redefinir alguna (o todas) las reglas del juego logrando así una ventaja competitiva sostenible. Los casos modernos son de sobra conocidos: Microsoft, Starbucks, Apple, Abercrombie, Google, Zara… Precisamente porque desafiar la ley de la gravedad está al alcance de pocos, aquel que lo consigue, vuela por encima de todos los demás.

Volviendo al caso de Tribo TV, hay que reconocer que la idea es curiosa: conscientes de que los anunciantes que quieren impactar adecuadamente a los Millenials (y a la generación que les sigue…) han de recurrir necesariamente a las redes sociales y empezar a hablar el lenguaje propio de estos grupos, los creadores de Tribo TV han pensado que por qué no volver a traer a ese público a la televisión con un canal hecho con los contenidos que les gustan (y aquí, lo más asimilable son los vídeos de Youtube). Además, esos contenidos son generados por la propia audiencia, con lo que se elimina la práctica totalidad del coste de programación. Una vez capturada esa audiencia, los anunciantes acudirán como moscas al panal de rica miel. Dicho así, parece redondo.

Pero intentemos analizar la propuesta con un ejemplo: imaginemos por un momento que no estamos hablando de televisión, sino de tiendas de moda. Haciendo una traslación, lo que un modelo como Tribo pretendería no es otra cosa que abrir una tienda al lado de un Zara para vender la misma ropa que vende Zara y al mismo precio. Usted, cliente habitual de Zara, decide probar un día en esta nueva tienda que parece tan buena idea (en definitiva ¿no es la ropa que a usted le gusta?). Sin embargo, pronto se da cuenta que, aunque se trata de la misma ropa, usted no puede elegirla sino que es el dependiente el que le vende la que a él le parece mejor, sin importarle siquiera su sexo o su talla. ¿Dónde acudirá usted la próxima vez que quiera comprar ropa de Zara?

El  gran éxito de Youtube es que es un negocio absoluto de long tail, donde el valor añadido está en la agregación masiva de contenido para poder servirlo individualmente en cualquier momento. Ni siquiera está en el propio contenido, que en su inmensa mayoría, es incapaz de competir en calidad con el que emiten las televisiones. Mientras que Youtube es un negocio de “muchos pocos”, es decir, de generar audiencias masivas con las pequeñas audiencias acumuladas de innumerables vídeos, la Televisión es uno de “pocos muchos”, es decir, de generar audiencias masivas con un único programa.


Otra vez la televisión local

Ya he comentado en este mismo blog en diferentes ocasiones el fracaso absoluto que supuso el lanzamiento de la televisión local en España. Recientemente se lanzó una propuesta local en Reino Unido (que también comentamos) y que parece que lleva un camino similar al español.

Hacer televisión es caro y existe una masa crítica de coste y de ingresos para que el negocio pueda funcionar y competir con la oferta existente. Tribo TV pretende generar una audiencia relevante, emitiendo a través de frecuencias locales y compitiendo no solo con una oferta televisiva multimillonaria sino contra Youtube. En el primer caso, sencillamente me parece que, sus contenidos son muy pobres para aparecer en este medio y resistir la comparación con cualquier programa tradicional. En el segundo caso, como hemos dicho antes, resulta difícil imaginar por qué alguien quiere ver lo que pone Tribo TV, cuando lo decida su programador, teniendo eso mismo en Youtube cuando quiera, y además miles de millones de horas más.


Particularmente, creo que Tribo TV es una de esas ideas que aparentan ser buenas en un powerpoint pero cuya materialización exitosa resulta poco verosímil. En cualquier caso, criticar las ideas de otro es mucho más fácil que tenerlas y ponerlas en práctica, así que desde aquí quiero manifestar todo mi respeto por esta iniciativa y mi deseo de equivocarme en el análisis que acabo de realizar. Aunque la verdad, me sorprendería.


viernes, 3 de octubre de 2014

¿Son improductivas las mujeres en edad fértil?

Vamos acostumbrándonos ya a que, cada cierto tiempo, algún personaje relevante acabe por expresar en público lo que muchos piensan y pocos se atreven a confesar: que contratar a una mujer en edad fértil es un riesgo para un empresario. ¿Pero qué hay de cierto en esto y cuál es el origen de esta línea de pensamiento?

En esta ocasión ha sido una mujer que además es empresaria. Y no una cualquiera, sino nada menos que la presidenta del Círculo de Empresarios, doña Mónica de Oriol, que a partir de ahora será criticada, vilipendiada y crucificada en los medios de comunicación tradicionales y en todas las redes sociales. Lo cierto es que ella se lo ha buscado: entiendo que a determinado nivel nadie da una conferencia para decir lo primero que se le pasa por la cabeza.

Dejando aparte la demagogia de nuevo cuño que Twitter se encargará de magnificar hasta límites insospechados, las declaraciones de la señora Oriol no son otra cosa que un síntoma de la grave enfermedad social que aqueja a este país y que, entre otras cosas, nos lleva a tener las tasas de natalidad más insostenibles del planeta. El sistema acabará reventando, como todos los actuarios saben, a menos que importemos inmigrantes de forma constante al estilo de los primeros años de este siglo. Pero para eso hace falta que se den determinadas condiciones de crecimiento difíciles de conseguir actualmente.


La dinámica demográfica española es económicamente insostenible
a menos que pongamos remedios a la raíz de los problemas

El origen de nuestros males, como de costumbre, no es uno solo sino más bien un nocivo coctel de circunstancias entre los que yo destacaría el horario laboral absurdo (sin parangón en Europa) y la escasez de ayudas reales y servicios sociales a las familias trabajadoras. Creo firmemente que no es cierto que ese tipo de gasto sea improductivo ni insostenible. Creo que a nadie se le escapa que si el porcentaje de los presupuestos públicos destinado a gastos suntuarios, proyectos irrealizables, propaganda y sobredimensión del sector público (por no hablar de corrupción), se destinara  al apoyo a los padres y madres trabajadoras (que no solo sacan el país adelante y pagan impuestos, sino que además fomentan que alguien pueda pagar nuestras pensiones el día de mañana), es muy probable que el peso que soportan sobre sus espaldas las mujeres que desean tener hijos y progresar profesionalmente, fuera mucho más liviano y, por tanto, no pusiera en riesgo su carrera. Además, se crearían unos cuantos puestos de trabajo, lo que tampoco nos viene mal.

Eso sería intentar atajar la raíz del mal, que entiendo que sería mucho más efectivo que seguir suministrando tratamientos paliativos que tan bonito lucen en los discursos y programas electorales. Me refiero a medidas como las cuotas femeninas o, como sugieren algunos, obligar a los hombres a compartir las bajas por maternidad a partes iguales. Por lo que a mí respecta, me encantaría ver un mundo donde si el consejo de administración de una sociedad está formado por un 100% de mujeres es porque son las más preparadas para esos puestos y si una familia decide repartirse la baja maternal, sea porque lo han decidido ellos mismos y no una ley intrusiva. Y si hablamos ya de cómo nuestros políticos pretenden mejorar nuestros erróneos hábitos horarios cambiando la hora del telediario, nos podemos hacer una idea de qué podemos esperar al respecto.

Mientras todo esto no se arregle, efectivamente, habrá muchos (y muchas) que piensen que contratar a madres, actuales o potenciales, es un lío para un empresario. Y lo peor es que lo pondrán en práctica de una u otra manera.